EL CONSEJO DE ADMINISTRACIÓN COMO EQUIPO DE ALTO RENDIMIENTO
OPTIMIZANDO LA DINÁMICA DEL CONSEJO PARA GENERAR VALOR EN LA EMPRESA
Las empresas se enfrentan a grandes desafíos económicos, sociales y ambientales. Retos cada vez más complejos y de mayor incertidumbre como son crisis, nuevas regulaciones, disrupciones, pérdida de talento, inversores activistas..…que obligan a hacer el mejor uso del talento y de los activos de la compañía. El consejo de administración, más allá de su rol de supervisión, tiene la capacidad de aportar un valor diferencial y proyectar la organización a su máximo nivel de resultados. Sin embargo, todos estos asuntos, llegan a la agenda del consejo y pelean por hacerse un hueco entre los temas rutinarios de control corporativo y otros menos urgentes pero vitales como son la Estrategia, el Talento y la formación del consejo.
Los consejos más organizados lidian con estos retos usando sus comités y ampliando la duración y frecuencia de las reuniones. Sin embargo, muchos consejeros resaltan obstáculos importantes:
- La preparación de las reuniones se ve dificultada por la entrega tardía de largos y complejos informes.
- Problemas de comunicación. No siempre es posible hablar con transparencia y claridad, algunas personas acaparan el tiempo y el espacio con sus tonos impositivos. Y todo ello, acaba desembocando en decisiones poco efectivas.
- La planificación de las reuniones a menudo es mejorable: los temas rutinarios llenan la agenda, relegando los estratégicos para «después».
- El enfoque en la estrategia se desvanece, al igual que la motivación y el compromiso de los consejeros llevando al equipo a centrarse en cumplir con sus deberes fiduciarios y olvidando su capacidad crear un impacto positivo en la empresa y en sus grupos de interés.
”No es que tengamos poco tiempo, sino que perdemos mucho”- Séneca
Numerosos estudios muestran que los equipos de liderazgo senior, a pesar de ser críticos para la organización y estar formados por personas altamente cualificadas, raramente tienen buen desempeño como equipo.
Algunas razones para ello incluyen, como hemos comentado, la complejidad de retos a los que se enfrentan, la fuerte demanda de tiempo que sufren, individualismo de sus miembros o expectativas de rendimiento individual entre otros. En el caso de los consejeros, estas características se intensifican aún más.
Pero esto no tiene por qué ser así: Los equipos superan a los individuos.
Aunque no es obvio cómo el consejo de administración puede explotar mejor esa ventaja, sí es crucial para aumentar su aportación de valor.
Un estudio reciente resalta que la mejora del trabajo en equipo en el consejo es hasta ocho veces más importante para el rendimiento de las empresas que centrarse en las contribuciones individuales.
Así, pese a que las compañías hoy día se enfocan en atraer y seleccionar a los integrantes más aptos y experimentados para sus consejos, es esencial enfocar la energía no solo en la composición individual, sino también en mejorar los procesos, las dinámicas y el compromiso y cohesión del consejo como equipo.
El consejo de alto rendimiento es competente, coordinado, colegiado y centrado en un objetivo inequívoco. Estas entidades no evolucionan sin más, sino que deben construirse siguiendo un plan preciso. Pero ¿Cómo se logra convertir el consejo en un equipo para sacar el mayor rendimiento y crear impacto positivo?
Un equipo es un pequeño número de personas con habilidades complementarias que están comprometidas con un propósito común, unos objetivos de rendimiento y un enfoque del que se hacen mutuamente responsables.
Los equipos se forman cuando todos tienen un propósito común y se ponen a trabajar juntos para lograrlo. La productividad se dispara cuando todos reman en la misma dirección.»- Ken Blanchard
En el núcleo de la definición de equipo se encuentra una premisa fundamental: Los equipos y el rendimiento están conectados. El compromiso del equipo con el resultado esperado genera una relación de confianza y cohesión entre sus miembros que permite coordinar acciones para conseguir los resultado
Los verdaderos equipos están profundamente comprometidos con su propósito, sus objetivos y su enfoque. Entienden que la sabiduría y diferenciación de los equipos proviene de centrarse en el trabajo colectivo, el crecimiento personal y el logro de resultados (los vértices del triángulo).
Para un equipo de alto rendimiento menos, es más: idealmente, no más de diez personas. Este número facilita una mejor coordinación y conexión. Además, la estabilidad de los miembros en el tiempo es esencial. No sólo para aprender a colaborar de manera eficiente, sino también para profundizar en el conocimiento mutuo.
Como podemos ver en la imagen, un equipo de alto rendimiento considera tres ingredientes esenciales, formando los tres lados del triángulo:
- Diversidad de habilidades: Cada integrante del equipo es una pieza única que aporta una mezcla de experiencia técnica, capacidad de resolución de problemas y habilidades interpersonales, enriqueciendo el resultado final. Además, la variedad en género, edad, cultura y sector agrega riqueza a la toma de decisiones, evitando caer en trampas como el «pensamiento de grupo» o la «escalada de compromiso», esta última caracterizada por insistir en decisiones erróneas para justificar acciones previas.
2. Compromiso común: Todos los miembros necesitan un propósito común y metas claras. Este compromiso conjunto impulsa al equipo hacia la dirección correcta. Además, deben acordar cómo trabajarán juntos, incluyendo la asignación de roles y la coordinación de acciones, pero también cuidando las relaciones interpersonales para fomentar la confianza y el debate constructivo. Y esto no solo ocurre en las reuniones: la relación y el conocimiento, se nutren también en los momentos compartidos fuera de estas.
3. Responsabilidad compartida: Un verdadero equipo se responsabiliza de forma individual y colectiva. Este compromiso mutuo refuerza la cohesión y el rendimiento del equipo.
Por último, en el caso de los consejos, podemos considerar 3 elementos facilitadores para acelerar el éxito de un equipo:
1. Estructura clara: En un consejo bien estructurado, los procesos están definidos. El foco está en el futuro, no en el pasado, y el trabajo real ocurre tanto en las reuniones como fuera de ellas.
Se establecen las reglas de oro, que indican cómo se quiere relacionar el equipo. Son normas claras de comportamiento, tales como no interrumpir, participar activamente, y mantener la comunicación constante. Todo ello contribuye a crear un equipo sólido y eficiente.
Una reunión efectiva tiene una agenda con un enfoque en asuntos futuros, no solo pasados, formada por temas significativos, estratégicos, resultados esperados y medidas de éxito. La preparación, participación y cumplimiento de esta, son claves.
2. Apoyo continuo: Facilitar la información es esencial para guiar las decisiones, como datos, análisis e ideas creativas. La documentación pre-consejo necesita ser concisa, clara y que ayude al equipo a detectar dónde están los puntos más críticos para centrar su atención, investigar y aportar valor. Un equipo de Alto rendimiento tiene foco hacia la formación continua. Ante nuevos desafíos, proveer al consejo con formación, recursos educativos o de consultoría puede marcar la diferencia entre el estancamiento y el progreso.
3. Coaching de equipo: El coaching individual puede crear líderes fuertes, pero un equipo eficiente necesita más. El coaching de equipo se centra en optimizar enfoques colectivos, fomentar conversaciones productivas que ayuden en la toma de decisiones, desplegar el talento del equipo y mantener la motivación alta.
El consejo como equipo es más que la suma de sus miembros, es una entidad independiente que también necesita ser entrenada.
«El talento gana partidos, pero el trabajo en equipo y la inteligencia ganan campeonatos.»- Michael Jordan
En un mundo empresarial lleno de complejos desafíos en los ámbitos económicos, sociales y ambientales, los consejos de administración tienen el potencial de ofrecer un valor diferencial. Pero para maximizar su contribución, necesitan operar no sólo como un grupo de personas cualificadas, sino también como un equipo unificado. La clave está en fomentar la diversidad de habilidades, cultivar un compromiso común y establecer responsabilidad compartida.
Un consejo de administración que trabaja verdaderamente como equipo es capaz de crear un impacto real y positivo en su empresa y en sus grupos de interés.
¿Estás listo para dar el siguiente paso y transformar tu consejo en un equipo de alto rendimiento?