Durante años, la sostenibilidad ha sido un término recurrente, pero desconectado de las decisiones empresariales estratégicas. Limitada a minimizar riesgos o a acciones puntuales de Responsabilidad Social Corporativa, rara vez se ha considerado como un eje central para crear valor.
⚡ Sin embargo, las grandes tendencias globales —cambio climático, disrupción tecnológica y transformaciones sociales— han convertido los temas ambientales, sociales y de gobernanza (ASG) en factores clave para la competitividad empresarial. Este cambio no solo minimiza riesgos, sino que permite aprovechar oportunidades y desarrollar nuevas ventajas competitivas.
⏳A pesar de estos avances, todavía queda mucho trabajo por hacer. A menudo, la conversación sobre sostenibilidad se reduce a un enfoque de mero cumplimiento, centrado en la presentación de indicadores y reportes, más que en la generación de un impacto positivo real. Este planteamiento carece de valor, no conecta con las personas y, por tanto, no logra su compromiso genuino.
🙅♀️El resultado es un cumplimiento superficial, donde los equipos se limitan a satisfacer los requisitos mínimos, sin desarrollar un verdadero sentido de pertenencia ni asumir la problemática global como propia. En lugar de actuar como un motor de cambio genuino, la sostenibilidad se percibe como una tarea adicional, desvinculada del trabajo diario y de los valores fundamentales de la organización. Este enfoque limita enormemente el potencial transformador de la sostenibilidad y su capacidad para generar cambios positivos y duraderos. Por el contrario, integrar la sostenibilidad de manera auténtica puede ser una fuente de inspiración y motivación para los equipos, alineando los propósitos personales con los objetivos empresariales
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